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martes, 4 de agosto de 2015

Interesantes fragmentos de las entrevistas de Krystian Zimmerman con la BBC - parte I

Krystian Zimerman
En el 2008 Krystian Zimerman ofreció una inusual entrevista radiofónica para la BBC en la que habló de su relación con el público, el proceso de grabación, la política, los pianos, y otros temas.
Nacido en Polonia en 1956, Zimerman se convirtió en 1975 en el ganador más joven del Concurso Internacional Chopin de Varsovia, antes de estudiar intensivamente con el gran Artur Rubinstein. 
Extremadamente autocrítico, Zimerman ofrece pocos conciertos y al tiempo de la entrevista no había publicado una grabación de piano sólo por casi dos décadas.
A continuación algunos interesantes fragmentos de esta entrevista.

Al principio Zimerman nos cuenta lo que fue crecer en Polonia cuando este país se encontraba aun bajo un regimen comunista en el que había una gran escasez de muchos productos, incluyendo partes nuevas para los instrumentos musicales en la academia donde estudiaba. De manera que cuando alguna pieza de los pianos se gastaba o se rompía había que repararlo de forma rudimentaria improvisándola con lo que se tenía. Zimmerman nos cuenta que esta experiencia le permitió conocer el instrumento muy bien: "yo entiendo el instrumento desde adentro, es casi como un ser humano para mí, porque yo sé al escucharlo si está enfermo."
Al hablar de esta íntima relación con el piano Zimmerman recuerda la manera especial que Beethoven tenía para escuchar: "él tenía estos palitos de madera que el recargaba contra la tabla resonante del piano y los mordía en el otro extremo, y esto transmitía el sonido directamente hacia su cerebro sin pasar por los oídos, que estaban enfermos en su caso. Y esto significa que probablemente escuchaba de una manera muy diferente a la que tenemos los demás." Zimerman opina que esta especial forma de escuchar probablemente tuvo que ver con el porqué Beethoven escribe para registros más agudos en sus últimas composiciones: "definitivamente influyó en su trabajo de composición."

Al tiempo de la entrevista Zimmerman había dejado de grabar por un lapso de 18 años. Y a pesar de algunos probables proyectos para volver a grabar, él piensa que en esencia "la música no es una experiencia para [la grabación de] audio... La técnica digital de hecho me mostró esto, ya que transmite con tal claridad los sonidos que uno ya no puede escuchar más la música... [En el estudio de grabación] yo tenía demasiada información con respecto a los sonidos y la música no es [solamente] sonido. Usamos el sonido para crear música pero la música es más la organización de las emociones de las personas en el tiempo, es más el flujo del tiempo, y es más una narración que usa el sonido. Alcanzar sonidos que cada vez son más perfectos no necesariamente hace que uno logre contar mejor una historia, o que uno se vuelva mejor para contar esa historia; hay muchos factores que empezamos a alterar con la perfección del sonido" que hacen que la música sea sobreexpuesta.
Zimerman piensa también que en la sala de conciertos siempre existe algún tipo de distorsión sonora ya que nunca existe un silencio absoluto, y el artista puede interactuar e incluso apoyarse en dicha distorsión.

Alfred Cortot
"Si escuchas grabaciones viejas, como los Preludios de Chopin con Alfred Cortot, ves que realmente él está tocando e interactuando con estas distorsiones." Zimerman cuenta que alguien le dio una versión 'limpiada' de esa grabación que suena terrible, en la que incluso se puede escuchar que Cortot deja fuera muchas de las notas. Sin embargo él considera que Cortot lo grabó adaptándose al tipo de aparato y tecnología disponibles en aquel tiempo y "tuvo la inteligencia de tocar aquello que era más importante... [para] transmitir su arte al publico, no molestándose por aquellas cosas que no eran tan importantes." Zimerman considera que no es justo juzgar el pianismo de Cortot a partir de una versión que ha sido depurada y que expone algunas imperfecciones; ya que es como si limpiaran la Mona Lisa y encontraran defectos en la pintura, "siendo que lo que importa de ese cuadro es la sonrisa." Zimerman no comulga con esta sobreexposición, con esta excesiva nitidez, que es exactamente una consecuencia de la tecnologia digital. Esta es una de las razones de que a este artista no le guste mucho grabar.









 

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