MANUEL DELAFLOR
Al hablar de este pianista mexicano no es justo referirse solamente a una figura musical que se ha mantenido por muchos años
en el escenario de la música de concierto en México como un destacado y versátil intérprete, sino
también es necesario hablar de un músico que ha influido en varias generaciones de
pianistas a través de la enseñanza, ya sea por medio de la instrucción
particular, en clases magistrales a través de diversas instituciones
educativas, o en el Conservatorio del Estado de México.
En lo personal, hablar de
Manuel Delaflor es también hablar de una figura que ha influido positivamente en mi formación musical en
diferentes etapas de mi vida. El primer recuerdo que tengo de este músico es un
curso de perfeccionamiento pianístico que él impartió en lo que era entonces la
Galería Municipal en Guadalajara en el año de 1979; si no me equivoco este
curso debió de estar patrocinado por el ya desaparecido Ateneo “José Rolón” de Guadalajara.
A pesar de que en esa
ocasión solo participé como oyente, fue una experiencia muy valiosa y
trascendente para mí, ya que en dicho curso adquirí conocimiento de muchas
cuestiones básicas de la técnica e interpretación pianística de las que tenía
poco o nulo conocimiento (varias de estas ideas las escribí en este mismo blog en una entrada de agosto del 2011). El curso inició con un recital que fue también
inolvidable. Desde entonces a la fecha he tenido la oportunidad de trabajar en
diversas obras con este músico.
Después de que yo estudié en
Estados Unidos por varios años restablecí contacto con el Maestro Delaflor a mi
regreso a México. Desde entonces tuve la oportunidad de trabajar con él varias obras en
clases magistrales y en clases particulares. Además considero al Maestro Delaflor un gran ser humano y un entrañable amigo.
Durante tres años trabajo al lado de Américo Caramuta en la cátedra de Fenomenología de la Técnica Pianística (por cierto que el compositor mexicano Antonio Gomezanda (1894-1961) fue también maestro de otros músicos importantes como Maria Teresa Rodríguez, Jorge Velasco).
Como concertista se ha presentado en diversos centros musicales en muchos países y con diferentes orquestas. Actualmente él es miembro del grupo de concertistas en la Coordinación Nacional de Música y Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y jefe de la cátedra de piano en el Conservatorio de Música del Estado de México.
PRELUDIOS OP. 28 DE F. CHOPIN
En el difícil preludio no.
8 él sugiere trabajar más el pulgar solo, sintiendo más el peso que requiere
este dedo para destacar la melodía sobre las otras notas. Este trabajo se
relaciona con el trabajo de encontrar la presión o combinación de presiones
necesarias para lograr el sonido que se busca.
En el no 9 él me sugirió hacer
la doble corchea más cerca de la tercera nota del trecillo.
En el no. 12, con el cual tenía dificultad para tocarlo Presto, me aconsejó darle un ataque más
vertical a cada tiempo cuidando no hacer staccato el primer tiempo de la mano
izquierda, sino hacer el acento indicado en la primera negra. Se debe cuidar no tocar la muñeca con demasiada flexibilidad.
En el no. 13, la
sugerencia fue no exagerar el Lento, por lo que resulta mejor pensarlo en dos en lugar
de 6 como está marcado. También conviene pensarlo en líneas más amplias y sin anticipar el
sostenuto en la primera parte.
En el no. 16, se debe cuidar que
la izquierda tenga la importancia que requiere para darle dirección a la pieza. Por eso se puede pensar que es el ‘director’ que dirige al solista que está en la mano derecha.
Y en la parte final, en el unísono ascendente, sentir el pulso muy claramente.
Finalmente comparto algunos videos de este distinguido pianista:
1 comentario:
Excelentes comentarios... Es un maestro fuera de lo común pues resuelve problemas desde la base mecánica de cada movimiento y ataque.
Saludos ..¡!
Publicar un comentario