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jueves, 31 de enero de 2013

OBRAS PARA PIANO - LAS PARTITAS DE J. S. BACH



Las seis Partitas para teclado de J. S. Bach (BWV 825–830) son las suites más demandantes técnicamente que compuso Bach. Fueron compuestas entre 1725 y 1730 o 1731.
Asimismo, en comparación con sus otras suites, las Partitas son las que muestran mayor libertad en términos de estructura. Por ejemplo, cada una empieza con un movimiento de apertura de estilo diferente.
Aun cuando fueron publicadas separadamente, las Partitas fueron reunidas en un sólo volumen (1731), conocido como el Clavier-Übung I (Práctica del Teclado). La intención original de Bach fue publicar siete Partitas. Esto se puede ver en las tonalidades de la colección que siguen una clara estructura, Si bemol - do, la - Re, Sol - mi, dejando a Fa como la conclusión lógica. El Concierto Italiano, que está en Fa y que fue publicado en el Clavier-Übung II, probablemente se originó como una de las Partitas antes de moverse más allá de los limites de la forma de la Suite.

J. N. FORKEL
J.N. Forkel, en su biografía de Bach (1802), describió el impacto que las partitas tuvieron en el tiempo de su composición:
Esta obra causó sensación entre sus contemporáneos en el mundo de la música; tan esplendidas obras para teclado nunca se habían visto ni escuchado. Quienquiera que aprendiera cualquiera de estas piezas a un nivel elevado podía tener fortuna en el mundo.
Contemporáneos de Bach como J. Mattheson (1731), J.C. Gottsched (1732) y L.C. Mitzler (1738) están de acuerdo con Forkel, sobretodo en cuanto a las extremas demandas técnicas  de estas obras.

Antecedentes Históricos 

Iglesia de Santo Tomás
Para cuando Bach fue designado cantor en la Iglesia de Santo Tomás y director de música en Leipzig en la primavera de 1723, él ya había establecido su reputación como un virtuoso del teclado… Como compositor también demostró que era capaz de componer en varios estilos, desde fugas muy complejas hasta piezas “galantes” como las de sus suites. 
Para su solicitud al puesto en Leipzig, Bach presumiblemente… presentò una lista de obras educativas que había recientemente preparado para sus pupilos: las Invenciones y las Sinfonías (1723), y el Clave Bien Temperado (1722). Por otra parte, el hecho de que su antecesor en el puesto fuera J. Kuhnau (1660–1722), un gran compositor para el teclado, representó una importante inspiración para componer las Seis Partitas.

El origen de la serie de Clavier-Übung
Fue finalmente en el otoño de 1726, que Bach logró publicar la primera partita. La página del título dice lo siguiente:
Práctica del Teclado, consistente de preludios, allemandes, courantes, sarabandes, gigues, minuets, y otras galanterías, compuestas para los amantes de la música, para refrescar sus espíritus, por Johann Sebastian Bach, Maestro de Capilla de Su Alteza el Príncipe de Anhalt-Cöthen y Director Coral de Música de Leipzig. Partita I. Publicada por el Autor. 1726.
Esta obra fue seguida por las Partitas nos. 2 y 3 en 1727, la número 4 en 1728, y las nos. 5 and 6 in 1730. En 1731 Bach junto las seis partitas y las volvió a publicar como su “Opus 1”. Al hacer esto, Bach buscaba reducir riesgos financieros, ya que las ganancias de las ventas anteriores podían ser reinvertidas en sus futuras producciones.
También sabemos hoy que Bach uso las conexiones con sus amigos personales para las ventas afuera de Leipzig: C. Petzold (en Dresde), J.G. Ziegler (Halle), G. Böhm (Lüneburg), G.H.L. Schwanenberger (Brunswick), G. Fischer (Nuremberg), y J.M. Roth (Augsburg). Todos ellos eran figuras reconocidas en sus lugares de residencia, y más allá, lo que permite pensar que probablemente Bach esperaba que los principales compradores de sus partitas serían ejecutantes más serios que simples ‘amantes de la música’.

Johan Kuhnau
Las partitas de Bach tuvieron como modelo la obra de Kuhnau: Neue Clavier-Übung; de esta obra Bach tomó el título general así como el nombre ‘partita’. Sin este vínculo histórico no se puede explicar porque Bach decide publicar este tipo de música para entretenimiento en ese entonces. Kuhnau, de hecho, publicó dos series de Clavier-Übungen, en 1689 y 1692 respectivamente, cada una conteniendo siete partitas. Estas fueron unas de las obras para teclado más conocidas en aquel tiempo en Alemania. De esta forma las partitas de Bach pueden ser consideradas como un homenaje a su predecesor, no tanto por razones nostálgicas, sino como un ‘nuevo desafío de composición’. Esto se evidencia en los contenidos estilísticos de las piezas de Bach que muestran una intención de poner al día las contribuciones de Kuhnau. El rompimiento con Kuhnau se puede ver en la forma de la colección. Bach escribió solamente seis partitas en lugar de siete (de hecho se sabe por un anuncio periodístico del 1 de Mayo de 1730 que Bach tuvo la idea de escribir una séptima). El esquema de tonalidades de la colección es diferente; Bach tomó la idea y la desarrolló de su predecesor. El esquema tonal de sus partitas combina los modos mayores y menores siguiendo una secuencia que gradualmente se mueve ascendente y descendentemente – 2da. arriba, 3ra. abajo, 4ta. arriba, 5ta. Abajo, 6ta. Arriba – la que forma un diseño bidimensional (o crescendo).

Satisfecho del éxito de este proyecto, en los diez años siguientes Bach continuó su serie de Clavier-Übungen con cuatro sets más, los cuales constituyen la más completa obra que explora el arte del teclado en el Barroco.


Carácter y Originalidad
J. S. BACH
Al igual que sus otras suites, las Seis Partitas siguen el esquema básico de la suite: allemande–courante–sarabande–giga. Dentro de este patrón cada suite persigue su propia variedad, primero al presentar cada una un diferente movimiento de apertura, el cual determina el color y carácter de cada partita, y en segundo lugar por las galanterías –piezas opcionales- que se añaden cerca del final de cada suite. La diversidad de las partitas se acrecienta por tener piezas que no son danzas, tales como el rondeau y la burlesca, que contribuyen a la fluidez y carácter en cada suite. En la partita no. 2, Bach escoge un capriccio en lugar de la giga como el movimiento final, la cual proporciona una conclusión poderosa y convincente a esa obra.
También es ingeniosa la manera en la que Bach maneja los estilos de otros países. Por ejemplo en la manera en como distingue entre la ‘corrente’ (Italiana) y la ‘courante’ (Francesa).
Asimismo es interesante señalar la originalidad de Bach en la riqueza expresiva que muestra al tratar de forma diferente un mismo tipo de danza en diferentes suites. Por ejemplo en las dos allemandes de las partitas nos. 1 y 4: la primera caracterizada por su fuerza y brillo mientras que la segunda por su sofisticado lirismo. También es interesante la libertad que Bach se toma en el tratamiento de la forma de algunas danzas es interesante, ya que de esta manera enriquece sus posibilidades expresivas inherentes. Los mejores ejemplos son las sarabandes nos. 3, 5 y 6 las cuales comienzan con anacrusa.
Al publicar sus partitas es probable que, más que esperar grandes ganancias, lo que realmente le interesaba a Bach era demostrar su conocimiento de los últimos estilos y sus habilidades de composición con estos. En un tiempo en el que Bach continuamente recibía diferentes formas de influencia de la corte de Dresde y de sus músicos, el mensaje de Bach era claro: él era una fuerza que se tenia que tener en cuenta. Uno puede sentir esta actitud en ese entonces cuando empezaba ya a especular sobre la posibilidad de obtener el título de Compositor de la Corte Real, un título que eventualmente recibió casi diez años después de la publicación de su primera partita.

(Traducción de información obtenida de la Wikipedia y del ensayo de Masaaki Suzuki en la página: http://www.music.qub.ac.uk/tomita/essay/CU1-e.html)

Finalmente incluyo la interpretación de la segunda Partita en do menor por M. Horszowski:


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