De los tres movimientos de
este concierto es el primero el que tiene un desarrollo más complejo. En él se
encuentra una concepción bien definida que respeta las divisiones y funciones
externas de la forma sonata y que al mismo tiempo tiene como propósito recrear
esta forma. El concepto de Dahlhaus de la variación en desarrollo o variación
“desarrollante” se puede ver en esta obra a dos niveles. Primero, hay una
transformación constante así como una reinterpretación en los elementos
rítmicos e interválicos de los temas. Esta elaboración no es exclusiva a la
sección de desarrollo ya que la exposición y recapitulación muestran un igual
desarrollo de ideas.
A un nivel mas amplio, se
puede observar como el compositor evita la repetición exacta del material
temático usando diversas técnicas de composición, tales como: recombinación de
los motivos de los temas, fragmentación temática, contrapunto imitativo,
rápidas modulaciones, etc.
De especial importancia es
el primer tema, el cual, con la tensión que le da una línea cromática
descendente en el bajo, define el carácter dramático y expresivo de todo el
movimiento. En el segundo tema de la exposición de la orquesta la figura de los
violonchelos es una reinterpretación del primer motivo del primer tema.
En el siguiente tema (c’) aparece un aparentemente nuevo tema en si bemol menor. Pero un análisis mas cercano permite ver una relación con ideas previas. Esta relación no es solo rítmica; el contorno del tema asemeja el del primer motivo de a’.
En el siguiente tema (c’) aparece un aparentemente nuevo tema en si bemol menor. Pero un análisis mas cercano permite ver una relación con ideas previas. Esta relación no es solo rítmica; el contorno del tema asemeja el del primer motivo de a’.
Con respecto a la lógica
normal de la forma sonata, este primer movimiento presenta una mayor
articulación y complejidad de ideas y una menor perspectiva lineal en la
estructura. Con la reinterpretación que hace de innumerables ideas, Brahms
también crea contrastes entre los diferentes temas. Contrastes que a su vez
crean un drama musical de luces y sombras.
Robert y Clara Schumann |
El carácter de este
movimiento es solemne, y a veces melancólico. El esquema ternario del Adagio
(ABA-Coda) es trabajado con tal sutileza que puede ser difícil de reconocer. Un
ejemplo de esto es la transición de la primera sección a la parte central, la
cual ocurre sin ninguna interrupción.
El último movimiento
(Allegro non troppo) es un rondo con elementos de la forma sonata. El esquema
general es ABACABA. Existen en este movimiento transiciones orquestales entre
los diferentes episodios, siendo el más extenso e importante el fugato que conecta el episodio central,
C, con el regreso del primer tema.
Más importante es la
relación de este movimiento con el finale
del concierto en do menor para piano de Beethoven. Y es que después del enorme
esfuerzo que le constituyó escribir el primer movimiento, Brahms decidió usar
un modelo probado para el rondo. En su análisis de este movimiento Musgrave
señala las similitudes:
Las relaciones se basan en los paralelos fundamentales de la estructura de los temas principales...ambos temas principales se dividen en dos secciones de ocho compases cada uno, que son repetidos por la orquesta, la primera terminando en la dominante, y la segunda cerrando con una breve cadenza para unirse a la repetición. El compás de 2/4, y varios paralelos en la textura y figuras de la parte del piano refuerzan más la conexión entre ambos movimientos. Los segundos temas son un poco mas libres, pero ambas obras terminan con una cadenza. El episodio central ocurre en el mismo lugar, compases 181, y las proporciones seccionales son muy similares, llevando finalmente a las fugas sobre el tema principal...solo al final Brahms amplía su esquema.[3]
La principal diferencia entre los dos finales es en el carácter tan
opuesto que hay entre ellos. El de Beethoven, que es una danza campestre, tiene
un humor alegre; mientras que el de Brahms mantiene en su carácter algo de la
severidad del primer movimiento. Sin embargo, cualquier signo de dramatismo
desaparece con el luminoso carácter de la coda que concluye este concierto.
(Eliud Nevárez A.)
Termino esta entrada compartiendo la interpretación de Claudio Arrau de este concierto no 1:
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