Malcolm Frager |
Lenox, Mass. — “La música, para mi, es básicamente la
expresión en sonido de una cosa que ha sido experimentada en la vida
humana,” dice Malcolm Frager, el concertista. “ La cosa más importante en
interpretación es señalar ese carácter particular, o combinación de caracteres,
que está implícito en la música y concentrar todos nuestros esfuerzos en
destacarlo y darle vida de tal manera que, cuando nuestro público lo escuche,
responda instintivamente y de alguna manera sepa de que se trata la música. De
otra manera la música puede ser algo muy aburrido.” Tal integridad no es de
sorprender, viniendo de un hombre que ya daba recitales en su ciudad natal St.
Louis a los seis años de edad, y cuyo grado académico en la Universidad de
Columbia es en Ruso, y quien también habla otros seis idiomas.
Malcolm Frager toma
su tiempo para pasear a un visitante en su granja localizada en la parte oeste
de Massachusetts, un tranquilo refugio para su familia de los rigores de una
agenda de conciertos muy activa (más de 100 al año) y de las presiones que
corresponden a la carrera de uno de los más respetados pensadores entre los
intérpretes de piano.
Pero incluso
esta casa no está muy lejos de la música que es el centro de su vida. Se
encuentra a una corta distancia de Tanglewood, la vasta propiedad que es el
hogar de verano de la Orquesta Sinfónica de Boston. El viernes de esa semana
Frager hará sonar las primeras notas de la temporada del Festival de Música de Tanglewood
con la música para piano de Weber. El sábado él ejecutará el segundo concierto
de Weber con Charles Dutoit dirigiendo, y después la música de Mozart y Bach
bajo la dirección de Michael Tilson Thomas.
Frager hizo
historia cuando se convirtió en el primero en ganar dos de los más demandantes
concursos en el mundo: el Leventritt en Nueva York y el Reina Elisabeth de
Bruselas Bélgica. En ese entonces (1959-60), las competencias no eran todavía una
parte esencial en la carrera de cualquier concertista. Desde entonces él se ha
convertido no solamente en un aclamado y respetado músico, sino también en un
historiador musical. Ha ayudado a localizar manuscritos que se habían perdido.
También ha ejecutado primeras versiones de varias obras populares para piano.
Además es alguien que está siempre en demanda en todo el mundo como artista,
maestro de clases magistrales, y juez en concursos.
Para Frager, la
interpretación y la historia de la música van de la mano. Uno de los puntos
culminantes de su carrera a la fecha fue cuando tuvo por primera vez en sus
manos el manuscrito original del concierto en la menor op. 54 de Schumann. “Nadie lo
había visto desde el siglo pasado,” dice. “Y descubrí que el primer movimiento
originalmente había sido orquestado de forma mucho más sinfónica, con muchos
aspectos de gran modernidad para ese tiempo.”
Frager prefiere
volver a los manuscritos cuando está preparando sus conciertos de piano.
Encuentra que esto lo acerca más al compositor al momento de la creación de las
obras, ya que las ediciones publicadas en aquel tiempo con frecuencia
tardaban varios años en ver la luz después de su estreno. Toda esta labor la
considera como parte de su exploración de la probable intención del compositor,
la cual realiza principalmente estudiando la partitura de primera mano, y ocasionalmente
recordando pasadas interpretaciones a cargo de grandes artistas que él
escuchó en vivo.
“Si uno
recuerda una interpretación que realmente sobresale a través de los años
probablemente uno no recuerda los sonidos específicos,” dice. “Pero uno recuerda
el ambiente que fue creado, la hechura del fraseo, o la visión momentánea que
se le hizo clara a uno en ese instante.”
Actualmente
Frager tiene sentimientos encontrados sobre los tipos de competencias que le
llevaron a su propio éxito. Como joven intérprete el cambió su residencia a
Nueva York para estudiar con el gran Carl Friedburg, y a partir de allí, luchó
para iniciar su carrera que lo llevó a esos dos concursos.
“En aquel
entonces [la temporada ’59-60] yo no tenía conciertos, y necesitaba una forma
para poder ser escuchado. Y pensé que [esas competencias] eran la respuesta. Lo
que pienso hoy en día es que la idea de competencia es antiética a todo el
propósito del arte.”
“Realmente
nadie está compitiendo con otra persona. Solamente estamos aprendiendo de
nosotros mismos. Competimos con nuestras propias anteriores interpretaciones
todo el tiempo, pero nunca con otra persona.”
“No pienso que
necesariamente un camino que por completo sea placentero sea de provecho para
un artista. Para serte honesto cuando era niño pensaba que ese sería el caso
siempre. Lo cual en ocasiones puede provocar un brusco despertar. A veces el
darse cuenta de la realidad puede darse durante un periodo largo de tiempo, y
entonces uno se da cuenta de que así no van a ser las cosas para siempre – y
que uno tiene que madurar; que uno debe darse cuenta de quien es uno en
realidad y no estar siempre en las nubes; que uno debe de enfrentar los
desafíos; que tienes que luchar; que realmente tienes que esforzarte para
llegar más allá de la superficie de las cosas. Y uno no puede esconderse de sí
mismo.”
“Dicen que todo
artista quiere ser apreciado por todo el mundo al mismo tiempo. Pero yo pienso
que si dejas de querer lo imposible, si dejas de desear ser el rey del
universo, y tal vez no te tomas demasiado en serio, no perderás tu amor por la música
y el gozo de hacer música.”
Frager tiene
muchos intereses que alimentan su musicalidad. El es un lector voraz (en todos
sus siete idiomas), y disfruta ponerse metas como leer las obras completas de
Hardy o de Dostoievski. También le gusta leer a primera vista música que no
está en su repertorio. De esa forma aprende sobre los compositores. “Ellos
fueron grandes maestros pero también fueron seres humanos.”
“Debiéramos de
poder trabajar con ellos como si fueran nuestros colegas, como si estuvieran
aquí con nosotros: ¿Qué era lo que Mozart intentaba expresar cuando escribió
alguna frase en particular? ¿Por qué hizo tal cosa? Aplica toda tu imaginación
y conocimiento para abordar cada cuestión o problema particular hasta que
alcances el punto en el que digas: ‘¡Ah sí!, debe de ser esto.’”
¿Tiene Malcolm Frager una meta como artista?
“Mi meta es ser
el mismo en el escenario que el que soy fuera de él. Quiero alcanzar el punto
en el que pueda mirar a todos en un mismo plano, sentir que toda persona que
conozca es única e importante para el resto de la humanidad, y no sentir que yo
soy más importante que los demás.”
Traducción: Eliud Nevárez A.
Haydn: Sonata en Si menor no. 32
Scarlatti: tres Sonatas
Chopin: Polonesa en La bemol mayor op. 53, "Heróica"
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