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miércoles, 21 de septiembre de 2011

HABLEMOS DE PIANISTAS


¿Por que hablar sobre pianistas? Para mi es algo que me afecta muy directamente debido a la importancia que ha tenido la música en mi vida.
Hay sin embargo muchos ejemplos de artistas y literatos, que no son músicos, para quienes este arte tiene un gran significado en sus vidas y en su obra. Me viene a la mente el pintor nicaragüense Armando Morales, de quien se sabe que al empezar su trabajo al alba, gusta de lavar “su cerebro y todo su ser con …preludios de Bach para clavicordio.”
Ya entrando en materia de pianistas se puede mencionar al escritor argentino Julio Cortázar, quien en su libro “Un tal Lucas”, dedica varios relatos al arte del teclado. En particular quiero leerles un fragmento del que Cortázar titula “Lucas, sus pianistas.”
"Larga es la lista como largo el teclado, blancas y negras, marfil y caoba; vida de tonos y semitonos, de pedales fuertes y sordinas... 
Larga es la lista, Jelly Roll Morton y Wilhelm Backhaus, Monique Hass y Artur Rubinstein, Bud Powell y Dinu Lipatti. Las desmesuradas manos de Alexander Brailovsky, las pequeñitas de Clara Haskil, esa manera de escucharse a sí misma de Margarita Fernández, la espléndida irrupción de Friedrich Gulda en los hábitos porteños del cuarenta, Walter Gieseking, Georges Arvenitas, el ignorado pianista de un bar de Kampala, don Sebastián Piana y sus milongas, Maurizio Pollini y Marian McPartland, entre olvidos no perdonables y razones para cerrar una nomenclatura que acabaría en cansancio, Schnabel, Ingrid Haebler, las noches de Solomon, el bar de Ronnie Scott, en Londres, donde alguien que volvía al piano estuvo a punto de volcar un vaso de cerveza en el pelo de la mujer de Lucas, y ese alguien era Thelonious, Thelonious Sphere, Thelonious Sphere Monk.
A la hora de su muerte, si hay tiempo y lucidez, Lucas pedirá escuchar dos cosas, el ultimo quinteto de Mozart y un cierto solo de piano sobre el tema I ain’t got nobody. Si siente que el tiempo no alcanza, pedirá solamente el disco de piano. Larga es la lista, pero él ya ha elegido. Desde el fondo del tiempo, Earl Hines lo acompañará." [Escucha a Earl Hines interpretando I ain’t got nobody en este enlace http://youtu.be/rR35n5KRf0c].
Pienso que si tuviera que hacer una lista similar de los pianistas que me han acompañado en mi vida la lista sería muy larga. Por lo que en estas dos pláticas me concentraré sólo en unos cuantos, los cuales, además de mis maestros de cabecera, han dejado una huella que me ha servido seguir en diferentes momentos para hacer mi propio camino.
Escribía Helen Epstein sobre los músicos, que “me agrada pensar que las personas que durante siglos han proporcionado tal placer y que, cada vez que tocan, se dedican a una recreación de la vida, están más cerca de la inmortalidad que el resto” de las personas.
Así pues, hablemos de pianistas.



JORG DEMUS

El primer pianista que quiero mencionar es el austriaco Jorg Demus. A finales de los años 70’s tuve la oportunidad de conocer a este gran músico al asistir por primera vez, como oyente, a una clase magistral de piano en el ex-convento del Carmen en Guadalajara. Era aquella una época de bonanza para las artes en la que el presupuesto permitía que muchos artistas internacionales visitaran la ciudad cada año.
Demus me pareció, con su figura imponente, la personificación de la música; como si el mismo Brahms o Schumann hubieran venido a transmitirnos el fuego del arte. Sobre todo al empezar a hablar sobre la pieza de Beethoven que estaba revisando, y al ejemplificar en el piano, fue cuando percibí con más fuerza la luz del conocimiento que venía a compartir. Ahora, después de tantos años, considero que fue ese un momento determinante para mi.
Este pianista nació en 1928 en St. Polten, Austria, y recibió sus primeras lecciones de piano a la edad de 6 años. A la edad de 11 años se le permitió entrar a la Academia de Música de Viena. Y a los 14, mientras todavía era estudiante en el Conservatorio, hizo su debut en la famosa Sala Brahms para la prestigiada Gesellschaft der Musikfreunde en Viena. Entre los pianistas que lo influenciaron se deben mencionar a Walter Gieseking con quien tomó clases magistrales en el Conservatorio de Saarbrücken. Asimismo su interpretación se vio beneficiada con las enseñanzas de Wilhelm Kempff, Arturo Benedetti Michelangeli, y Edwin Fischer.
En 1956 obtuvo el importante “Premio Busoni” en el Concurso Internacional de Piano de Bolzano, Italia. Desde ese entonces ha tocado en los centros musicales más importantes del mundo, manteniendo una notable carrera como solista,  en la que se destaca por un sonido y una línea básicamente románticas con un interés por las interpretaciones históricas en instrumentos originales antiguos. Por ejemplo, para celebrar el 200th aniversario del natalicio de Beethoven, Demus tocó en los pianos Broadwood y Graf que pertenecieron al compositor alemán en el Festival Beethoven en Bonn. Han sido también notorias sus interpretaciones de Bach y sus ejecuciones flexibles y llenas de color de Debussy. Demus ha sido asimismo un acompañante sensitivo de los más grandes cantantes como son Elisabeth Schwarzkopf, Dietrich Fischer-Dieskau y Elly Ameling.
Durante muchos años ya, Demus ha seguido regresando a México a compartir su arte. 




MALCOLM FRAGER

En esos años también visitaron Guadalajara varios excelentes pianistas estadounidenses como Gary Graffman y Malcolm Frager. Este último, quien en ese tiempo debía tener unos 43 o 44 años, nació en St. Louis, Missouri en 1935, y estudió con Carl Friedberg en Nueva York desde 1949 hasta la muerte de  Friedberg en 1955. Ganó la Competencia de Piano de Genova (1955), el Premio Michaels Memorial en Chicago (1956), el Concurso Leventritt en New York (1959), y el Concurso de la Reina Elizabeth en Bruselas, Bélgica (1960). Realizó grabaciones de obras  de Mozart, Haydn, Chopin, Schumann, Beethoven, Brahms and Prokofiev.
Su biblioteca personal se encuentra en las Colecciones Especiales de la Biblioteca Sibley de la Escuela de Música Eastman en Rochester, New York. Su descubrimiento de manuscritos incluye una versión de la Fantasía en la menor que después se convirtió en el primer movimiento del Concierto para Piano en la menor de Robert Schumann. Frager estrenó esta pieza con la Orquesta Sinfónica de Boston con Erich Leinsdorf en el Festival de Tanglewood en Agosto de 1968. En 1978 Frager visitó la Biblioteca Jagiellonian en Cracovia Polonia en donde convenció a los bibliotecarios para que permitieran la recuperación de una colección de más de mil manuscritos originales que se habían perdido desde la Segunda Guerra Mundial. Esta colección incluía piezas de Bach, Beethoven, Schumann and Mozart. El murió en Pittsfield, Massachusetts el 20 de Junio de 1991.
Aun a la fecha recuerdo que su interpretación, entre otras cosas de varias obras de Chopin, era de primer calibre en su acabado y exquisitez [Un ejemplo de su manera de tocar se puede escuchar en este enlace: http://youtu.be/WEMusD10G4o ].
Entre los pianistas que me influenciaron en aquellos primeros años de mi formación hubo también varios artistas mexicanos como José Arceo Jácome, Manuel Delaflor ( de quien hablaré más adelante) y María Teresa Rodríguez.


MARIA TERESA RODRIGUEZ

Con María Teresa tuve la oportunidad de tomar un curso de perfeccionamiento pianístico en la escuela de música de la U. de G.  en 1982. En este curso tuve ya la oportunidad de recibir los conocimientos de esta gran pianista de forma directa, esto es como ejecutante. Recuerdo de María Teresa su trato amable pero a la vez profesional y con la rigurosidad que la música requiere.
Sobre la formación de esta pianista se puede decir que entre sus primeros maestros, Rodríguez estudió con Gómezanda, a quien la pianista describe como “un magnífico maestro, no sólo porque traía esas influencias de Alemania donde permaneció varios años, sino porque era muy entusiasta.” María Teresa aprendía rápido, cada semana llevaba a sus clases de memoria cuatro o cinco autores, Bach, Mozart, Debussy y otros, de manera que prácticamente terminó la carrera como maestra a los catorce años de edad, contando con un repertorio de quince o dieciocho programas diferentes de concierto.
Más adelante ella estudió con Borowsky, primero en México y posteriormente en Boston por varios años. Cuando Borowsky la conoció le dijo "señorita Rodríguez, usted es como un pajarito que nació cantando", lo que representó una gran desilusión para ella ya que le hizo ver que a pesar de que tenía 18 años,  y toda la vida tocando, requería una disciplina más rigurosa de estudio. Sin embargo María Teresa se repuso, ya que como ella dice “uno nunca debe conformarse con lo que hace, hay que seguir luchando para lograr el éxito o la perfección.” Borowsky le hizo ver que la interpretación no es sólo tocar bonito, sino que además hay que conocer el estilo de los compositores, y aún su personalidad, ya que de ese conocimiento ha de brotar la interpretación.
De allí en adelante continuó una carrera que la llevó a tocar como solista con orquestas como la Sinfónica Nacional, la Sinfónica de Boston, la Filarmónica de Moscú, y la Orquesta Filarmónica de Londres, entre otras más, bajo la dirección de Arthur Fiedler, Eduardo Mata, Carlos Chávez y  Kiril Kondriashin.
Con la ayuda de Chávez la pianista mexicana se fue en 1953 a Europa presentándose en diversos foros. Después de un año regresa a México y en 1960 es llamada a colaborar con Chavez en el Conservatorio Nacional de Música en el taller de composición.
Esta pianista trabajó por muchos años en esa institución formando pianistas. También fue precursora en la labor de difundir la música mexicana para piano, en especial la obra de Chávez, que han continuado las nuevas generaciones de pianistas mexicanos.





PAUL BADURA-SKODA

Otro pianista que recuerdo haber escuchado en Guadalajara en aquellos años fue el austriaco Paul Badura-Skoda, tocando el concierto no. 4 de Beethoven, que fue también para mi una revelación. A este artista tuve la fortuna de volverlo a escuchar en un curso que dio durante 2 semanas en la Universidad de Texas en Austin, en el año de 1994 … En esas semanas desarrolló un trabajo muy intenso que consistió en clases magistrales casi todos los días, un recital de piano en el que interpretó una sonata de Schubert y las cuatro baladas de Chopin, un concierto de Mozart con la sinfónica de Austin y una conferencia con su esposa sobre la música de Mozart. Pero más impresionante que toda esta labor fue ser testigo  de su conocimiento enciclopédico de la literatura pianística. Ya que conocía de memoria cada obra que los estudiantes tocaron para él. Y además, corregía las excelentes ediciones que estos alumnos llevaban basándose en su conocimiento de los autógrafos de los compositores; con el tiempo ha formado una colección de estos.

En un principio este músico estudio ciencia a la par con música. En 1945 entró a estudiar en el Conservatorio de Viena y dos años después fue becado para estudiar con Edwin Fischer. En 1949, Wilhelm Furtwängler y Herbert von Karajan, al darse cuenta de su talento, lo invitaron a dar conciertos; adquiriendo un prestigio mundial rápidamente  que lo ha llevado a los más importantes festivales de música por todo el mundo, y a ser solista con las mejores orquestas y directores del mundo. Paul Badura-Skoda ha grabado un enorme repertorio con docenas de discos, que incluyen los ciclos completos de sonatas de Mozart, Beethoven y Schubert.

Su profundo conocimiento de los instrumentos antiguos del tiempo de Mozart y Bach hasta los actuales le han dado la capacidad de extraer de los pianos modernos una cualidad de sonido que nunca deja de asombrar a sus audiencias. Su personalidad musical se caracteriza por una completa inmersión en la música, una apasionada búsqueda por lo esencial, y un sentido de responsabilidad artística.
Con este pianista escucharemos la sinfonía de la partita no 2 en do menor de Bach BWV 826, y el cuarto movimiento de la sonata en mi bemol mayor op. 31/3 de Beethoven.

Finalmente quiero hablar sobre un pianista que nunca tuve la fortuna de escuchar en vivo, a quien sin embargo he llegado a conocer y a admirar a través de grabaciones.




SVIATOSLAV RICHTER

De este pianista es conocida su trayectoria. No siguió la senda que la mayoría de los músicos profesionales sigue, ya que fue hasta tarde que se decidió por el concertismo. No recibió un entrenamiento sólido en su infancia pero desde un principio se concentró en la esencia de la música más que en tocar el piano; lo importante para él era la expresión. Siempre había ideales en su imaginación luchando por convertirse en sonidos. También se debe mencionar su disciplina para el estudio. En algunas ocasiones practicaba hasta 10 horas al día, y cuando le faltaba una hora, lo anotaba en su libreta de ‘confesiones.’ Aunque había temporadas en las que no tocaba el piano para nada.
También su manera de abordar la actividad de concertista fue especial. Ya que evitaba planear sus giras con demasiada anticipación. Prefería hacer sus viajes buscando nuevos lugares donde tocar, evitando muchas veces los principales centros musicales del mundo. Y en lugar de tocar en Londres, Nueva York o Paris terminaba haciendo arduas giras de tres meses que lo llevaban por Siberia, a pueblos donde nunca se había escuchado un recital previamente.
¿Cuáles fueron las características principales de sus interpretaciones? Heinrich Neuhuaus, su maestro, describió así a Richter: “uno siente claramente que la obra entera, por más grande que esta sea, se presenta ante él como un vasto paisaje, visto con una increíble claridad desde una altura extraordinaria, como si se le viera con los ojos de un gran halcón, captando a la vez el todo y los detalles. Debo de declarar que nunca he encontrado tal sentido de unidad, tal naturalidad, tal perspectiva  musical y artística tan amplia en cualquier otro pianista que haya conocido, y he escuchado a todos los ‘grandes’ .”


Pienso que estos músicos nos muestran que el espíritu todavía tiene cabida en nuestra vida moderna. Con el progreso, y especialmente en los países “desarrollados”, el hombre ha adquirido una visión del universo en la que se antepone la utilidad de las cosas y de los seres, a otras cualidades. Y con ello, ha perdido formas de ver y percibir el mundo que generen la creación de mitos, misterios y enigmas que le den un sentido y equilibrio a la vida, y en el que tenga cabida la noción de lo sagrado. 
Ernesto Sábato escribió en su libro “La Resistencia”:
Creo que lo esencial de la vida es la fidelidad a lo que uno cree su destino, que se revela en esos momentos decisivos, esos cruces de caminos que son difíciles de soportar pero que nos abren a las grandes opciones... los valores son los que nos orientan y presiden las grandes decisiones. Desgraciadamente, por las condiciones inhumanas del trabajo, por educación o por miedo, muchas personas no se atreven a decidir conforme a su vocación, conforme a ese llamado interior que el ser humano escucha en el silencio del alma... y sin embargo, la fidelidad a la vocación, ese misterioso llamado, es el fiel de la balanza donde se juega la existencia si uno ha tenido el privilegio de vivir en libertad.

Al hablar de estos músicos y al escuchar sus interpretaciones podemos palpar y disfrutar de los frutos que se alcanzan cuando se sigue ese llamado interior. A mi también me recuerdan el por que decidí dedicarme a la música.

Finalmente cito a Julius Marx, que decía: “- en esa casa que hay en la montaña hay un tesoro enterrado.
- Pero si en esa montaña no hay ninguna casa.
- En ese caso construyámosla.”
Creo que con su trabajo estos artistas han construido un edificio de sonidos que guarda un tesoro. Y este tesoro espiritual, hecho con su esencia y la de los grandes compositores, es uno que está al alcance de todos nosotros.


lunes, 12 de septiembre de 2011

CONFERENCIA - "HABLEMOS DE PIANISTAS", 2DA. PARTE


  
MALCOLM BILSON

En esta segunda plática empezaré hablando de Malcolm Bilson, quien realmente es un fortepianista. A este músico lo conocí personalmente cuando fue a Austin a dar unas clases magistrales y un recital con motivo de la adquisición por la Universidad de Texas de un nuevo instrumento, un fortepiano.
Este músico es uno de los mejores ejecutantes de este instrumento en el mundo.
Bilson se ha mantenido a la vanguardia del movimiento que ha resucitado las interpretaciones en instrumentos antiguos desde hace ya varias décadas. Originalmente un pianista, este músico cambió de dirección en 1968, después de pasar un tiempo en Viena con una beca Fullbright y de realizar un doctorado en la Universidad de Illinois, entrenándose a si mismo para tocar el fortepiano.
En sus conferencias y clases magistrales Bilson siempre está dispuesto a aclarar las ideas erróneas que se tienen sobre a las diferencias entre el piano y el fortepiano, explicando que este último instrumento característico del siglo 18, “se encuentra mucho más cerca del clavicémbalo que del piano moderno.”
El también hace notar que la música del siglo 18 es como el lenguaje, como el hablar, con sutiles diferencias en énfasis y en la inflexión, y que el fortepiano o pianoforte se ajusta mejor a este repertorio, ya que “el piano moderno desarrolla el tono lentamente y es ideal para líneas melódicas largas que se desenvuelven despacio, pero no es muy bueno para ejecutar frases que contienen frecuentes cambios en la acentuación.”
Al comparar la acción del piano moderno, que desciende del piano Inglés,  con la del piano Vienés del s. 18, Bilson hace notar que la acción inglesa ofrece más poder mientras que la vienesa es más sensitiva, es como si el instrumento te dijera: “vamos, trata de hacer algo aun más sensible, más ligero. Trata de vacilarme.”

Bilson prefiere también del fortepiano su registro grave más transparente: “cuando Mozart quería más volumen, se iba a la parte grave del instrumento, de la misma manera en la que Liszt y Bartók lo hicieron después; pero el bajo del piano moderno es demasiado grueso y pesado para las texturas claras y ligeras de Mozart.” También Bilson argumenta que el piano moderno le falta un esforzando en el sentido Beethoveniano, otra vez debido al lento desenvolvimiento del tono. “La mayoría de los pianistas no saben lo que es un esforzando, porque el piano moderno no lo permite; simplemente tiene sonidos fuertes. Muchas veces el esforzando debe de tener el efecto como un jab en las costillas.”
En fin, creo que no se debe de subestimar la importancia que tiene conocer este instrumento, antecesor de nuestro piano, y para el cual escribieron Mozart, Haydn e inclusive Beethoven, quien escribió la primera mitad de sus sonatas para el pianoforte. Y es que al conocer cuales son sus características puede uno entender cuestiones como el porque la música de los clásicos vieneses utiliza pequeñas ligaduras. Lo cual está relacionado a que el pianoforte produce sonidos cortos.




GUADALUPE PARRONDO

En su libro Estaciones en la Música, Sergio Cárdenas hace un reconocimiento de la pianista Guadalupe Parrondo, a quien califica como ‘excelsa pianista mexicana’. Asimismo Cárdenas menciona como una característica de la Parrondo un “consumado virtuosismo pianístico tanto en lo técnico como en lo musical.” Resaltando en ella un rigor y una auto exigencia, así como “un rechazo a las concesiones de  demagogia técnico-artística”, debido a su responsabilidad artística.
En el 2003 tuve la oportunidad de corroborar personalmente estas cualidades al pasar dos semanas trabajando con esta gran artista en un curso de perfeccionamiento pianístico. Allí me di cuenta que la exigencia que ella hace a sus alumnos no es mayor que la que ella se plantea a sí misma, la cual es una sin concesiones.
De esas clases recuerdo que el trabajo con la técnica que ella nos pedía ocupaba una buena parte del tiempo de estudio. Recomendaba estudiar una hora de técnica por una en el repertorio. Pienso que este trabajo es notorio en la consumada técnica que ella posee.
Pero también pude constatar otra virtud que menciona el director de orquesta; dice Cárdenas que “combina la entereza de la exigencia profesional con una generosidad de espíritu que también sabe ser solidario y empático.” Esto pude constatarlo también, ya que al revisarme obras de Bach y Mozart su enseñanza se tornó más espiritual, más concentrada en la partitura, y más profunda, por lo cual pude entender que su exigencia, hacia si misma y hacia los que enseña, proviene de una profunda responsabilidad ante la música. 
Esta artista ha sido merecedora de varios premios internacionales en concursos como el Ciudad de Montevideo, el Albert Lévécque a la mejor interpretación de Bach, el Primer premio María Canals de Barcelona, Segundo Premio del concurso de Ginebra y ganadora en el Primer Concurse Teresa Carreño de Caracas.
Esta artista también se ha presentado en las más importantes capitales de Europa, América Latina, Estados Unidos y Japón.

Estas son algunas criticas que la Parrondo ha recibido:
“Técnica perfectamente dominada, francas sonoridades confiriéndole amplitud y robustez. Sin duda, gran virtuosismo…”     Bruselas, Bélgica.
“La técnica absolutamente segura de Guadalupe Parrondo le permite una gran paleta dinámica. El piano pareció ser un aparato de ejercicios virtuosísticos del alma…”      Luwingshaien, Alemania.
“Tocando con extrema seguridad, los contrastes de la Parrondo fueron soberbios…Un momento de arpegios delicados, de octavas descendentes enérgicas y vigorosas…Cada nota era clara y distinta: una interpretación de virtuoso…”    Filadelfia, EE.UU.





Manuel Delaflor
Hablar de este pianista es no solamente hablar de una figura musical que se ha mantenido por muchos años en el escenario musical de México como un destacado y versátil intérprete, sino también es hablar de un músico que ha influido en varias generaciones de pianistas a través de la enseñanza, ya sea en como maestro particular o en instituciones como el Conservatorio del Estado de México. Para mi hablar de Manuel Delaflor es  además hablar de una figura que ha afectado mi formación en diferentes etapas de mi vida. El primer recuerdo que tengo de este músico es el Curso de perfeccionamiento pianístico que él impartió en lo que era entonces la Galería Municipal en Guadalajara en el año de 1979; cuando yo tenía unos 15 años de edad.
A pesar de que en esa ocasión solo participé como oyente, fue una experiencia deslumbrante ya que en este curso adquirí conocimiento de muchas cuestiones básicas de la técnica e interpretación pianística de las que tenía poco conocimiento. Seguramente algunas cosas ya las hacía pero pienso que de manera inconsciente. El curso inició con un recital que fue también inolvidable. Desde entonces a la fecha he tenido la oportunidad de trabajar en diversas obras con este artista. Después de que regresé a México en 1995, restablecí contacto con él.
Entre las obras que he trabajado con él están: el Concierto Italiano de Bach y la primera Balada de Chopin en el 2000. Las Variaciones Abegg op. 1 de Schumann; varios Preludios op. 28 de Chopin; la Sonata op. 31/1 en sol mayor de Beethoven, la Partita no 3 en la menor de Bach, y la Sonatina de Ravel, la Partita no 3 de Bach, las Var. Sobre un tema de Handel de Brahms.

Sus estudios formativos los realizó con Antonio Gomezanda y Juan Valle, y tomó cursos de perfeccionamiento con Bernard Flavigny y George Demus. También realizó clases especiales con el Maestro Germán Diez, alumno de Claudio Arrau, en la ciudad de Nueva York. Durante tres años trabajo al lado de Américo Caramuta en la cátedra de Fenomenología de la Técnica Pianística (Antonio Gomezanda (1894-1961). Compositor mexicano, maestro de otros músicos importantes como María Teresa Rodríguez y Jorge Velasco).         
Pienso que en este punto sobre la educación de Delaflor es interesante mencionar lo que dice la educadora y pianista Keila Rochelle sobre la técnica pianística de Arrau y de Diez: “Está fundada en la relajación, flexibilidad y el uso del peso del brazo. Es de ayuda tener los codos relajados y la muñeca flexible para el control muscular y para matizar... Mantener los codos relajados (o sueltos) permite que la energía fluya desde los hombros y permite que el peso se transmita y accione las teclas. Es importante mantener los codos sueltos y libres de tensión. Esto le da libertad y flexibilidad a las muñecas. Permite que el peso se distribuya desde los hombros de una manera que permite tocar hacia adentro de las teclas para legato (notas conectadas), y tocar hacia afuera para staccato (notas cortas, desconectadas). El fraseo está literalmente en las yemas de los dedos cuando los hombros, codos, muñecas y dedos  se sienten sin peso y posicionados con naturalidad.”
Es interesante subrayar que varias de estas ideas son también mencionadas y practicadas por Delaflor.





ANTON NEL

Anton Nel, ganador del primer lugar en la Competencia Internacional de Piano Naumburg de 1987 en Carnegie Hall disfruta de una destacada y diversa carrera que lo ha llevado a Norteamérica, Sudamérica, Europa, Asia, and Sudáfrica. Después de un prometedor debut a la edad de doce años con el Concierto en do mayor de Beethoven después de solo dos años de estudio, el nativo de Johannesburgo capturó todos los importantes premios de su país antes de los 20 años, en donde realizó muchas giras y llegó a ser una personalidad reconocida en radio y televisión.
Anton Nel emigró a los Estados Unidos en 1983, donde atendió la Universidad de Cincinnati, y donde obtuvo una Maestría y un Doctorado en Artes Musicales bajo la dirección de Bela Siki y Frank Weinstock.
Fue uno de los ganadores en la Competencia Internacional de Piano Leeds de 1984 en Inglaterra y gano varios primeros premios en la Competencia Internacional de Piano Joanna Hodges en Palm Desert en 1986.
Entre los logros de Anton Nel durante casi 4 décadas de concertismo se incluyen ejecuciones con la Orquesta de Cleveland, las sinfónicas de Chicago, San Francisco, Seattle, Detroit, y London, entre muchas otras (de hecho cuenta con un repertorio activo de más de 100 obras para piano y orquesta.) Un aclamado intérprete de Beethoven, Anton Nel ha ejecutado el ciclo de los 5 conciertos varias veces, más notablemente en el 2005 con la Filarmónica del Cabo en dos noches consecutivas. También fue escogido para dar la premier en EE.UU. del recientemente descubierto Concierto para Piano no. 3 en mi menor de Felix Mendelssohn en 1992.

Como recitalista ha aparecido en el Carnegie Hall, el Lincoln Center, el Museo Metropolitano y en la Colección Frick en New York; en el Auditorio Ambassador en Pasadena, la Sala Davies en San Francisco, y la Biblioteca del Congreso en Washington, DC. Internacionalmente ha ofrecido recitales en las salas más importantes de Canadá, Inglaterra (incluyendo las Salas de la Reina Elizabeth y la de Wigmore Londres), Francia, Holanda (Concertgebouw de Ámsterdam), Japón (la Sala Suntory en Tokyo), Korea, y Sudáfrica.

Me permito a continuación una pequeña digresión para enfocar el tema de esta plática a nuestra circunstancia como estudiantes de la música.
Arthur Schnitzler, poeta vienés, creía que sólo existen tres virtudes: el coraje, la objetividad y el sentido de responsabilidad. Viktor Frankl asigna cada una de estas virtudes, como método dominante de pensamiento, a las tres escuelas de psicoterapia que han surgido en Viena.
De esta manera la virtud del coraje correspondería a la escuela adleriana, ya que ésta se concentra en hacer que el paciente supere sus sentimientos de inferioridad.
Pienso que en nuestra etapa como alumnos en general nos caracteriza el deseo de salir adelante, y lo que menos nos falta es el coraje, la voluntad de luchar por lo que queremos alcanzar. Sin embargo yo encuentro que la segunda virtud, la objetividad, es mucho más difícil de lograr. Al reflexionar sobre la educación musical en nuestro país, pienso que todavía nos falta ser más objetivos, como maestros y como estudiantes; por ejemplo, muchas veces, en lugar de dejar que nuestra inteligencia combinada con nuestro oído guíen nuestras manos al tocar, nos dejamos llevar por los dedos sin saber muchas veces que es lo queremos lograr. Y en lugar de trabajar y probar ideas musicales en nuestro estudio de las piezas, nos confiamos al método de repetir, de machetear sin mucho sentido.
Y sin embargo aun adquiriendo esa objetividad todavía estaríamos incompletos. Ya que si sólo somos objetivos a lo más que podemos aspirar es a ser como máquinas, como computadoras que solo requieren ser programadas. Volviendo al tema de las escuelas de psicoterapia podemos ver que el psicoanálisis freudiano, el cual toma esta virtud de la objetividad como el eje de su pensamiento, convierte “a la persona en un objeto, al ser humano en una cosa.”[1] Y esto lo hace al contemplar al paciente como un hombre/máquina que requiere un terapeuta/mecánico para arreglar su psique.
Una tercera escuela de psicoterapia es el análisis existencial o logoterapia, como Frankl la denomina, la cual se centra en la autonomía de la existencia espiritual. Esta escuela interpreta la existencia del hombre en función de verlo como un ser responsable, por lo que se identifica naturalmente con la tercera virtud, el sentido de responsabilidad. Sin embargo hay que entender claramente que se quiere decir con responsabilidad; y para ello Frankl señala que debemos invertir la pregunta que muchas veces nos hacemos sobre cual es el sentido de la vida (‘¿que sentido tiene esta vida?’ decimos). Y en su lugar, debemos pensar que es la vida misma la que nos hace esa pregunta a cada instante, y que el hombre debe contestar con su propia vida siendo responsable aquí y ahora. Añade este autor:
“Yo diría que ser humano es, ante todo, ser responsable... de su propia existencia... La existencia auténtica estará presente allí donde el ser humano decida por si mismo, no donde se vea conducido a ir.”[2]

En muchos momentos de nuestras vidas nos perdemos o nos sentimos perdidos. Le pedimos a Dios que nos indique el camino, y que nos revele la verdad. Perdemos la fe en nosotros mismos y la duda nos va debilitando poco a poco. O nos convertimos en víctimas y le pasamos a otros la responsabilidad de lo malo que nos pasa. Allí ya no estamos siendo responsables. Por eso debemos creer en nosotros y tener fe en nuestros ideales, usar nuestra inteligencia para ser objetivos y buscar en nosotros mismos la respuesta que nos ayude a salir adelante. También habrá caídas y fracasos, pero si no nos rendimos y los superamos, se convertirán estos en oportunidades de aprendizaje.
Pienso que estos pianistas, de manera diferente claro, cultivan de alguna u otra manera estas virtudes en su labor. En el caso de Parrondo y Delaflor se necesita coraje y objetividad para mantenerse por tantos años en nuestro país en una actividad que sin duda no cuenta con la difusión y el favor que se tiene en otros lugares. Pero al mismo tiempo demuestran su responsabilidad al decidir cultivar su arte y compartirlo en México.

Malcolm Bilson por otro lado, también decidió responder de una manera objetiva al escoger su campo de acción. El se lamenta que se estén perdiendo las maravillosas diferencias que caracterizaban a los pianos modernos como el Bechstein, Bosendorfer, Steinway, Bluthner, y Mason & Hamlin. Sobretodo para los nuevos pianistas, de quienes dice “es difícil de entender para mi el porque estos jóvenes que se gradúan de Juilliard, van al Carnegie Hall, y tocan la Sonata en si menor de Chopin y la Waldstein de Beethoven. Entonces esperan obtener una buena crítica. ¿Pero, que tan bien pueden tocar esas piezas, considerando la competencia? Y aun si se obtiene una buena crítica, quien te necesita?”
Y entonces declara que el campo de los instrumentos históricos es una área con más oportunidades para los jóvenes ejecutantes. Aquí pienso que conviene resaltar la idea de que debemos ser objetivos al escoger cual va a ser nuestra orientación en la música desde un principio de la carrera. Pensar en lo que podemos aportar que nadie más pueda o quiera.  

Finalmente les quiero decir que, como músico a fin de cuentas, me gusta mucho pensar en la existencia de las cosas y los seres, libres de una visión exclusivamente utilitarista, aunque si perfectibles.
Y por eso cierro esta conferencia con una cita de Henri de Régnier que Ravel escribió en sus Valses nobles y sentimentales“...el placer delicioso y siempre nuevo de una ocupación inútil.”

Es cuanto.

Eliud Nevárez Arrazate



[1] Frankl, Viktor E. El Hombre en Busca del Sentido Ultimo. México, D. F.: Paidós, 1999, p. 32.
[2] Frankl, Viktor E. Ibid., p. 41.


martes, 6 de septiembre de 2011

PIANISTAS DEL PASADO HABLAN SOBRE LA TECNICA PIANISTICA


ALFRED REISENAUER (1863-1907)
El esquema técnico de Kohler. Kohler, maestro de Reisenauer, pensaba que se debía seguir el aspecto de la técnica en la educación de un alumno hasta el punto en el que éste alcanzaba una estatura respetable de solvencia técnica; esto es hasta que el alumno se encontraba equipado para explorar la literatura pianística con seguridad y sin limitaciones técnicas, o mecánicas. Después de este punto el desarrollo de este aspecto dependerá solamente del aprendizaje que se adquiera al solucionar las dificultades técnicas que se presenten en la literatura del piano. 
La eterna continuidad de ejercicios técnicos era considerada por Kohler como una ridícula perdida de tiempo y hasta perjudicial.


Reisenauer interpreta la Rapsodia Hungara no. 10 de Franz Liszt:





LEOPOLD GODOWSKY (1870-1938)

Por otra parte el pianista Leopold Godowsky menciona que existe una concepción errónea que se ha popularizado desde siempre sobre lo que realmente es la técnica pianística. Al hablar sobre los tres aspectos fundamentales en el arte del piano, aclara que se debe distinguir entre el aspecto de la técnica y la mecánica del piano. Y es que es en el ámbito de la mecánica donde entran todos aquellos ejercicios que ayudan a desarrollar el aparato mecánico de manera que se pueda contar con la velocidad, fuerza y habilidad que se requieren para tocar el instrumento. 
Por otra parte, de acuerdo a Godowsky, la técnica se diferencia de lo que es la mecánica en que aquella propiamente tiene que ver con la parte intelectual más que con la física del instrumento.
Al estudiante promedio que es lo bastante miope como para pasarse horas aporreando un teclado para desarrollar el aspecto mecánico de su trabajo, le haría bien un conocimiento real de lo que se podría ahorrar a través de la técnica.

La técnica propiamente entonces tiene que ver con ritmo, tempo, acentos, fraseo, dinámicas, agógica, toques, etc. 
Además de la mecánica y de la técnica, el otro aspecto que Godowsky distingue es el que tiene que ver con la fase emocional o artística de la ejecución del instrumento. “El fuego sagrado comunicado de una a otra generación de artistas y modificado por las emociones individuales del mismo interprete… si el ejecutante no tiene una visión o concepción emocional, a sus interpretaciones les faltará una sutileza peculiar y un poder artístico lo que no le permitirá llegar a ser realmente un gran artista.”

Godowsky interpreta a Chopin:






JOSEF HOFMANN (1876-1957)

Josef Hofmann, habla contra los ‘métodos’ cuando se dan de forma arbitraria sin adaptarlos a las necesidades de cada alumno… "puesto que el arte y sus méritos dependen tan extrañamente en la individualidad (anatómica y psicológica), un método inflexible debe necesariamente de tener un efecto negativo en sus víctimas."
Sobre el uso extensivo de ejercicios, este pianista hace la diferencia entre estudiar y practicar. Estas dos actividades sólo se parecen en que ambas requieren energía y tiempo, pero en realidad el estudio y la práctica son muy diferentes…siendo la principal diferencia la calidad y la cantidad que las dos requieren. La práctica significa una gran cantidad de repeticiones, con algo de atención a tocar las notas correctas, digitación, etc.…por lo general involucra un gran sacrificio en tiempo y relativamente muy poco en concentración mental.
Estudio, por el contrario, implica sobre todo una actividad mental del tipo más elevada y concentrada. Estudio presupone la exactitud en las notas, tiempo, digitación, etc., e implica la mayor atención en aquellas cosas que generalmente, de manera errónea, son consideradas fuera del ámbito de la técnica, tales como belleza tonal, matices de dinámica, aspectos rítmicos y otros similares a estos.

Hoffmann interpreta un Nocturno de Chopin: